
La laja blanca Galarza está compuesta principalmente por minerales como cuarzo, feldespato y mica, que le otorgan su color blanco y su textura característica. Se forma a partir de sedimentos depositados en capas durante largos periodos de tiempo. Estos sedimentos pasan por un gran proceso natural donde se compactan y solidifican bajo presión, dando lugar a su textura versátil laminada o ligeramente rugosa propia de la formación de la piedra laja. Estas capas laminadas son visibles en la piedra y le confieren su aspecto único natural y rústico. Es conocida por su dureza y durabilidad, lo que la hace adecuada para una variedad de aplicaciones en construcción y diseño paisajístico. Esta piedra es resistente a la intemperie y al desgaste, lo que la hace ideal para su uso en exteriores. Por su color blanco y sus propiedades térmicas crea visualmente un espacio amplio y un ambiente confortable en interiores.